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Los roles en el acoso escolar

Lunes, 28 de abril de 2025

El 2 de mayo se conmemora el Día Mundial contra el Bullying, una fecha que supone una oportunidad clave para reflexionar y actuar contra el acoso escolar en los centros educativos.
 
Como docentes, tenemos un papel clave en la detección, prevención y actuación frente al bullying. Pero para hacerlo de forma efectiva, es esencial comprender bien los roles que intervienen y los factores que pueden influir en estas dinámicas.
 
Tal y como hemos podido ver en los materiales didácticos del programa, el acoso escolar es un maltrato entre compañeros de escuela, repetido en el tiempo, en el que hay intención de hacer daño por parte del agresor/a, y la víctima no se puede defender porque hay desequilibrio de fuerzas y abuso de poder.
 
Para que este exista, intervienen varios perfiles, y es importante conocerlos bien para poder identificarlos y actuar en consecuencia.
 
La víctima: quien sufre las agresiones o vejaciones por parte de quien la acosa. Suelen mostrar señales como ansiedad, aislamiento, miedo a ir al colegio, bajada del rendimiento escolar o cambios en su conducta habitual.
 
El acosador que abusa y hostiga a la víctima.
 
Los testigos: observan el maltrato y pueden adoptar diferentes papeles. Aunque no participen directamente, su actitud es determinante para perpetuar o frenar el acoso.
 
  • Se suman al acosador y participan abiertamente en el maltrato.
  • No participan directamente, pero aplauden, jalean y se ríen.
  • Adoptan una actitud pasiva de no intervención por miedo a que, si intervienen en favor de la víctima, el agresor actúe contra ellos. Por esta razón, no se atreven a denunciar la situación.

¿Cómo se construyen los roles?

Viendo esto, lo primero que se nos puede venir a la cabeza es qué puede llevar a un niño o niña a convertirse en un acosador. Existen factores que tienen que ver con el entorno familiar y social y, por supuesto, con la educación emocional que haya recibido que pueden influir en que adopte este tipo de actitudes:
 
- Falta de empatía o modelos agresivos en su entorno.
- Necesidad de destacar o sentirse superior en el grupo.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Dificultad para gestionar emociones.
- Refuerzo positivo por parte de sus iguales (ríen sus bromas, lo admiran…).
 

En resumen, a menudo lo hacen para ganar estatus dentro del grupo, por inseguridad, por imitación de modelos negativos o por falta de habilidades para gestionar sus emociones.  

¿Y las víctimas? ¿Existen factores que puedan hacer a un niño o niña más proclive al acoso?

El I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en España en la infancia y la adolescencia, elaborado por la Fundación ColaCao y la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, preguntó a las víctimas qué características propias atribuyen a su victimización: el 52,9% afirma que su aspecto físico es el motivo principal. Dentro de este dato, cabe considerar que el 26,6% relaciona dicha situación con ser más gordo/a. El siguiente motivo (44,2%) es el de desafiar los estereotipos sexistas: no comportarse como el resto de chicos o de chicas; el tercero es “porque me tienen envidia” (42,2%) y el cuarto se refiere a situaciones de indefensión y aislamiento (41,1%), poniendo este último de manifiesto la importancia de las amistades para detener el acoso.

Cualquier persona puede convertirse en víctima de bullying, pero hay colectivos vulnerables entre los que se puede dar una mayor incidencia de acoso escolar:

-Personas que muestran características individuales como timidez, inseguridad o alguna diferencia física o social.

-Niños/as con menores habilidades sociales para integrarse en el grupo.

-Estudiantes con una baja autoestima (que también es consecuencia del acoso que recibe) y/o poca red de apoyo en el aula.

-Niños o niñas que hayan sido víctima de acoso previamente.

Es fundamental entender que estos factores no justifican ni definen de forma permanente a ningún niño o niña. Todos pueden cambiar y crecer si reciben el apoyo adecuado.

Educación y prevención: las herramientas clave

La mejor herramienta que tenemos para acabar con el acoso escolar es la prevención, por eso nuestro programa educativo Somos Únic@s, se centra en luchar contra el bullying a través de las competencias emocionales y el empoderamiento del alumnado, que ponen en valor la unicidad cada niño y niña.
 
Si aún no lo has hecho, te recomendamos llevar a cabo en el aula los 3 pasos del programa para profundizar en todos sus aprendizajes:
 
  • PASO 1- REPITE CONMIGO: SOY ÚNIC@ Y AUTÉNTIC@: el alumnado trabaja las competencias emocionales de manera que entienda e interiorice que cada persona es diferente; así como el autoconocimiento, el fomento de la autoestima y la gestión de las emociones.
  • PASO 2- REPITE CONMIGO: TOD@S SOMOS DIFERENTES: Ayuda a entender a tu alumn@s que, al igual que ellos y ellas son especiales, el resto también lo es y que todo el mundo tiene unas capacidades propias que aportan valor al grupo. Se trabajan la asertividad, la empatía y la tolerancia, el respeto por la diferencia y el valor del grupo-aula.
  • PASO 3 - ¡JUNT@S CONTRA EL ACOSO ESCOLAR!: Ayuda al alumnado a pasar a la acción, e identificar de forma clara qué es el acoso escolar, así como las acciones y actitudes que lo frenan.
El acoso escolar se combate con educación, empatía y comunidad. Como docentes, cada gesto cuenta para construir aulas donde todos los niños y niñas se sientan seguros, valorados y escuchados, ¡el bullying lo paramos entre tod@s!
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